Capítulo 35: Descubiertos.

-Valentina: niñita sueltame del cabello- dice cogiendole de la mano. 
-Marisela: escuchame bien, tu no vas a venir a quitarle la felicidad a mi madre, deja a Santos en paz, deja de zorrearle porque entonces si que me voy a volver salvaje- dice cerrando la puerta fuertemente. 
-Valentina: niñata salvaje- dice acomodandose el pelo. 
Marisela regresa a la mesa, trata de ocultar su coraje, Bárbara la observa. 
-Bárbara: ¿Qué paso?- dice extrañada. 
-Marisela: nada, sera mejor que nos vayamos porque aquí no cabemos. 
-Bárbara: iremos para la "Barquereña" mejor, no os vayais al hotel del pueblo. 
-Marisela: tienes razón, mejor aquí. 
Manuel, el pequeño Lorenzo y Marisela se van hacia la "Barquereña" todos estan ya acostados a excepción de Bárbara que esta muy inquieta, Barbarita llega hasta donde esta Bárbara. 
-Barbarita: mami, mami- dice muy alterada llorando. 
Bárbara carga a la pequeña en brazos. 
-Bárbara: eso fue una pesadilla mi amor- dice llevandosela hacia la habitación. 
Una vez que estan allí, la pequeña le señala un cuento, Bárbara lo coge y empieza a leerselo, se quedan dormidas las dos. 

A la mañana siguiente, Santos se levanta extraño por el echo de que Bárbara no este a su lado, las pequeñas han dormido del tirón, empieza a buscarla por toda la casa, hasta que la encuentra en el cuarto de Barbarita. Se ven hermosas, abrazadas, parecen dos ángelitos. Santos las admira, se siento muy orgulloso ahora le apetece abrazarlas pero no quiere despertarlas, se acerca cuidadosamente y le da un beso a ambas. Sale del cuarto y se encuentra con Valentina que lleva un pijama demasiado pequeño para las temperaturas que hacen, Santos no le presta atención, ella se acerca a él y lo mira, le da un pequeño beso en los labios, él se aparta rápidamente. 
-Valentina: ¿Porque te apartas?- dice acariciandole el rostro. 
-Santos: porque yo tengo una mujer a la que amo y unas hijas a las que adoro- dice muy seco. 
-Valentina: ¿No te gusto?- dice acercandose más a él. 
-Santos: claro que me gustas, eres muy bonita- dice mirandola fijamente. 
Nada más estas palabras hacen que Valentina se abalance sobre Santos y que lo bese fuertemente, el termina respondiendo, ella le pone las manos muy cerca del pecho haciendo que aumente el deseo sexual, cuando una persona la coge de los pelos por detras. 
-Marisela: sois un par de ratas- dice chillando. 
-Santos: Marisela, por favor no chilles- dice muy arrepentido. 
-Marisela: no me lo puedo creer, ¿Esto era lo que a amabas a mi madre? ¿La cambias por cualquier fulana?- dice muy alterada. 
-Valentina: cuidadito niña- dice muy agresiva. 
Santos las trata de separar. 
-Santos: Valentina salte de aquí ya- dice tratando de separarlas. 
Valentina sonrie y se sale afuera. 

-Valentina: te dejo con la salvajita. 
Santos arrastra a Marisela hasta un lugar lo bastante alejado como para poder hablar con Marisela. 
-Marisela: eres el peor hombre Santos, ¿Y las niñas? que pensaran, das asco- dice con mucha rabia.  
-Santos: Marisela yo no me acoste con Valentina. 
-Marisela: pero lo vas a hacer, me das tanto asco Santos, esto lo tiene que saber Bárbara- dice alterada. 
-Santos: no por favor Marisela, yo amo a tu madre- dice nervioso. 
-Marisela: si tanto la amaras no estarías pensando el acostarte con otra- dice a punto de irse. 
-Santos: no Marisela no puedes hacerlo. 
Marisela sale corriendo, Santos trata de cogerla pero no lo consigue. 
Bárbara esta con las pequeñas, Rosaura se acerca hasta ella pero se siente muy mareada y Bárbara la tiene que coger. 
-Bárbara: ¿Qué te pasa? 
-Rosaura: nada que me sentí mal- dice nerviosa. 
-Bárbara: ¿Segura?. 
-Rosaura: claro-le da un abrazo, quiero aprovechar cada momento hasta de marcharse. 
Marisela llega muy alterada, no quiero destrozarle la vida a su madre, pero tampoco quiere que viva engañada. 
-Bárbara: ¿Pasa algo?- dice mirandola fijamente. 
-Marisela: tienes que saber algo. 
De pronto entra Santos muy acelerado, las niñas estan ajenas a todo. 
-Bárbara: dime, no me hagas esperar, ¿Qué pasa?- dice muy extrañada. 
Bárbara mira a Santos y a Marisela.