Bárbara pasa una de las peores noches de su vida, tiene muchas naúseas y aparte no ha dejado de llorar, Santos ha estado toda la noche pendiente de ella, acaba de salir el sol.
-Santos: Bárbara tienes muy mala cara- dice preocupado.
-Bárbara: estoy bien, tenemos que encontrar a nuestra hija- dice nerviosa.
-Santos: quédate aquí, yo voy a poner un aviso a lo policía y voy a preguntar.
-Bárbara: no Santos, es mi hija- pero tiene que salir corriendo, esas malditas nauseas del embarazo.
Cecilia y Antonio acaban de llegar a Altamira ya están enterados de la tragedia.
-Santos: tía quédate con Bárbara y no permitas que salga por nada del mundo y mucho menos que coja un caballo en su estado.
Santos sale corriendo y Cecilia prepara una infusión para aliviar a Bárbara.
Santos esta muy nervioso y alterado, ya ha puesto en aviso a la policía, lleva toda la mañana preguntando por la pequeña pero no ha conseguido nada, sabe que tiene que ser fuerte por Bárbara.
Cecilia no hace más que retenerla y tratando de tranquilizarla.
Marisela toca el tiembre de la casa de Mariana pero nadie abre cuando comienza a escuchar unos lloros procedentes de la casa, no sabe el porque pero tiene un mal presagio, se asoma por la ventana que esta abierta y ve a su hermana, se queda impactada, sin miedo ninguno, se mete a dentro y coge a la pequeña. La coge con un amor inmenso.
-Marisela: nada te va a pasar pequeña- dice tapandola y saliendo por la ventana con mucho cuidado para no lastimar a la pequeña.
Marisela llega a la casa de Cecilia pero no hay nadie, tiene que ir caminando a pesar de la lejanía.
Santos llega muy apagado, lo primero que hace es abrazar a Bárbara.
-Santos: la vamos a encontrar- dice abrazandola más fuerte.
Pasan unas horas, Cecilia y Antonio siguen en Altamira muy pendientes de Bárbara, cuando ven que llega Marisela con la pequeña, Mariana sale corriendo en cuanto la ve, esta muy asombrada de que la haya podido localizar.
Cecilia llama a Bárbara, que al ver a la pequeña en brazos de Marisela se pone casi a llorar la coge.
-Marisela: estaba en la casa de Mariana.
Bárbara le da un beso a Marisela.
Bárbara y Santos estan muy felices.
-Bárbara: Marisela muchas gracias te lo voy a agradecer siempre.
Pasada toda la noche, Bárbara mira a la pequeña y la deja en la cuna alado de su cama y mira a Santos. Este le acaricia el rostro.
-Santos: ahora si que vamos a ser felices, quiero vivir para hacerte feliz- dice acariciandola.
-Bárbara: te amo Santos- le dice besandolo.
-Santos: Bárbara lo mejor es que nos vayamos a vivir a la capital, vamos a alejarnos de todo y allí estamos hasta que nazca nuesto bebe- dice acariciando su vientre.
-Bàrbara: estoy de acuerdo, sabes en mi otros embarazos no tenía tantas naúseas
-Santos: por eso, nos vamos mañana mismo- dice acariciandola.
-Bárbara: antes quiero hablar con Marisela, lo haré mañana a primera hora.
Santos al observa, Bárbara se desabrocha uno de los botones de su camisa y besa a Santos, poco a poco se desquitan de su ropa y se aman entre besos y caricias.
-Santos: Bárbara te amo- dice acariciando su piel.
-Bárbara: bésame mi amor.
A la mañana siguiente, Bárbara coge a la pequeña y se va hacia el pueblo, dejandole un recado a Casilda para que se lo diga a Santos, Marisela abre la puerta, Bárbara deja a la pequeña recostada en un sillón.
-Marisela: mamá perdóname- dice a punto de llorar.
-Bárbara: eres mi hija y aunque nunca he sabido quererte, siempre te he querido- dice también llorando.
-Marisela: te he necesitado tanto- dice llorando.
Bárbara la abraza fuertemente sintiendo ese amor de madre que nunca le había dado a Marisela.
-Bárbara: solo quiero que sepas que a pesar de todo, te quiero- dice abrazandola.
-Marisela: ¿Te vas, no?
-Bárbara: si, es lo mejor, pero buscaré a Mariana y la encontraré.
-Marisela: ¿Estas embarazada, verdad?
-Bárbara: si, ese es otro de los motivos, bueno me voy, que cuando Santos no me vea me va a querer matar.
Marisela abraza a su madre y se siente muy feliz.
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