viernes, 16 de noviembre de 2012

Capítulo 16: Arrepentimiento.

-Bárbara: ¿Qué estas diciendo?- dice levantandose alterada. 
-Marisela: déjame explicarte...- dice con los ojos a punto de estallar en lagrimas. 
-Bárbara: Marisela habla claro- dice después de dejar a la niña en su habitación para poder hablar bien con Marisela. 
-Marisela: yo siempre pensé que te odiaba, pero se que no es a si y por eso no puedo mentirte. Yo me he acostado con Manuel, yo se que lo amo... pero.. también me acoste con Santos- dice avergonzada y pidiendole perdón. 
-Bárbara: ahora me dices esto, habiendo destrozado mi vida, vete no te quiero volver a ver y también diselo a Santos, no quiero volver a verlos- dice chillando fuertemente. 
-Marisela: perdóname, te lo ruego Bárbara- dice llorando desconsoladamente. 
-Bárbara: vete- dice sin mirarla. 
Marisela coge al pequeño y se va llorando desconsoladamente, Santos llega a Altamira esta muy alterado, tira al suelo todo lo que tiene alrededor, Cecilia lo para cuando esta a punto de romper un marco de foto. 
-Cecilia: Santos, para, ¿Qué te pasa?- dice cogiendole de la mano tratando de tranquilizarlo. 
-Santos: Marisela ahora quiere destruirme, Bárbara me odia por culpa de esa niñata, Marisela me va a destrozar la vida- dice chillando. 
-Cecilia: Santos tu también tienes culpa no puedes achacarselo todo a ella- dice también alterada. 
-Santos: no, tía, yo jamás pensé en recuperar a Bárbara, en volver a sentir este amor que me mata por dentro, pero Marisela es un incredúla que no va a permitir que seamos felices, la odio- dice derrumbando todo lo que hay sobre la mesa del despacho. 
-Cecilia: no puedes desanpararla, ese hijo puede ser tuyo- dice nerviosa. 
-Santos: tía, ese hijo no es suyo. Cuando toque a mi hija la sentía como mía sin embargo cuando veo a ese niño pienso que es mi motivo de infelicidad, que no es mío, que es un engaño- dice muy alterado pensando en lo que Bárbara estará pensando de él. 
-Cecilia: tu no sabes si es tu hijo y no pienso permitir que lo desampares- dice chillando y marchandose.
Llega la noche, Marisela no tiene a donde ir, no puede regresar a Altamira, solo se le ocurre regresar a la casa de Cecilia ella es la única que puede perdonarla a pesar de todo, va con el niño en brazos, tiene miedo a que se refrie, al poco Cecilia abre la puerta y la hace pasar. 
Una vez ya dentro... 
-Cecilia: mañana mismo te vas a relizar esas pruebas- dice duramente. 
-Marisela: tía perdóname- dice llorano. 
-Cecilia: acuesta al niño Marisela. 
Mientras, Bárbara esta muy alterada por la situación, acaba de dejar dormida a Barbarita, Salvador entra. 
-Salvador: me entere de que regresastes- nada más mirarla comprende que esta mal, solo la abraza. 
-Salvador: a mi me lo puedes contar todo Bárbara. 
-Bárbara: Santos...- dice sin poder ocultar todo el dolor que siente. 
-Salvador: ¿Qué te hizo, Bárbara?- dice preocupado. 
Cecilia mira fijamente a Marisela... 
-Marisela: tía yo no soy mala, le dije toda la verdad a Bárbara yo no quiero hacer infeliz a nadie- le desvela. 
-Cecilia: Marisela le has echo mucho daño a mucha gente. 
Marisela comienza a llorar otra vez duramente y se tira al suelo, Cecilia la levanta y la abraza fuertemente. 
-Cecilia: siempre vas a ser como hija, hagas lo que hagas- dice abrazandola. 
-Marisela: perdóname, perdóname. 
De pronto se marea y cae al suelo, Cecilia comienza a chillar y llama a Antonio que la lleva a la cama, Cecilia trata de despertarla cuando toca su frente descubre que tiene mucha fiebre. 
Bárbara le cuenta a Salvador todo lo ocurrido, a él le duele verla sufrir, sabe que si ese día se hubieran casado no hubiera sido tan  infeliz. 
Inesperadamente alguien comienza a chillar, Salvador y Bárbara salen hacia fuera, Santos se queda muerto cuando los ve a los dos juntos. 
Santos se baja del caballo rápidamente y coge a Bárbara del brazo. 
-Santos: ¿Qué estas haciendo con este tipo?- dice loco de celos. 
-Bárbara: lo que me la gana- dice altanera, rota de dolor. 
-Santos: tu no puedes estar con este- dice cogiendola. 
-Bárbara: tu no eres nadie para decirme nada a mi, suéltame- dice alejandose de él. 
-Santos: tu eres mía, yo soy tu hombre- dice alterado. 
-Bárbara: no me hagas reír, tu no eres nada para mi- dice con indiferencia.
-Salvador: déjala y vete, ¿No ves que no te quiere ver? 
-Santos: tu te callas- dice aún más alterado. 
Bárbara ese hijo no es mio. 
-Bárbara: ya me da igual, no quiero saber nada más de ti. 
Santos desesperado la coge y la besa a la fuerza. 
Bárbara saca el revolver, pero comienza a escuchar el llanto de la pequeña, se va hacia la habitación pero Santos la persigue, Bárbara tiene cargada a la pequeña. 
-Santos: no me puedes privar también de mi hija- dice mirandola. 
-Bárbara: mi hija no merece un padre como tú- dice indiferente. 
-Santos: Bárbara por favor mírame, tu sabes que ese hijo no es mío, no te dejes llevar por el orgullo, no destroces esto, mira a nuestra hija es fruto de nuestro gran amor. 
-Bárbara: tu lo destrozaste todo- dice a punto de derrumbarse. 
-Santos: perdóname mi amor, perdóname- dice acercandose a ella y a la niña. 
-Bárbara: vete- dice con mucho dolor. 
Santos se acerca a la niña y la da un pequeño beso y se marcha, cuando esta un poco más alejado comieza a llorar de impotencia, en cuanto se va Salvador, Bárbara hace lo msimo se derrumba de dolor, no puede dejar de amarlo, es un amor tan grande que ni con la muerte se acabará. 




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