martes, 8 de enero de 2013

Capítulo 48: Marisela y Santos.

Bárbara se despierta muy temprano, quiere ir a comprobar si Marisela esta con Cecilia, le deja unas indicaciones a Casilda y coge el caballo y sale velozmente. 
Santos se despierta, otra vez se fue sin decirle nada, le enfada muchísimo que lo haga. Comienza a llamar a Casilda a gritos. 
-Casilda: ¿Qué pasa don Santos?- dice acelerada. 
-Santos: ¿Dónde esta Bárbara? 
-Casilda: salio para el pueblo, me dijo que se quedará con los niños. 
-Santos: nunca me avisa- dice enfurecido. 
Bárbara esta frente la casa de Cecilia, al poco entra, ambas se miran con cara de preocupación. 
-Bárbara: ¿esta Marisela aquí?- dice con mucha preocupación. 
-Cecilia: Bárbara, quería ir esta mañana, ayer vino Marisela y me dejo al niño, me dijo que volvería en poco, pero no ha vuelto- dice muy preocupada. 
-Bárbara: tengo que salir a buscarla- dice temiendose lo peor. 
Marisela llora desconsolada, esta frente el tremedal donde nació. Ya no tiene ninguna esperanza por vivir, no le queda nada. Todos sus sueños se hicieron añicos. Toda su vida ha estado marcada por un constante sufrimiento. Toda la desgracia que vivio de pequeña viendose sola en un gran mundo sintiendose insignificante. siendo abandonada y con un padre borracho. Luego sufrió por enamorarse del hombre equivocado al que entrego el corazón pensando que realmente era amor entre ambos. Su vida se volvió a destrozar, luego apareció Manuel devolviendole la vida, haciendola feliz, luego la vida le entrego uno de los regalos más grandes, el pequeño Lorenzo.Pero también recuerda esa brutal violación en donde comprendio la vida que había pasado Bárbara, a la que admira tanto y quisiera parecerse a ella, tener esa fortaleza para afrontar todo lo que le esta pasando. Pero él se fue y desde que volvió al Arauca siente ese martirio más y más grande, lo observa todo diciendo un triste adios y se aleja. Pone rumbo hacia la cabaña donde se entrego por primera vez con Manuel con un bote de pastillas en la mano y con una mirada de un profundo dolor. Para ella su existencia solo le provoca más daño y a pesar de que tiene un hijo y que lo ama profundamente no puede con el dolor que siente, se siente axfisiada por si misma y quiere liberarse.  
Comienza a llegar el medio día, Bárbara teme lo peor, Santos sale de la casa y coge el caballo esta desesperado. 
Marisela observa la cabaña, se acuesta en la cama y es como si se transportará en el tiempo. Como si aun pudiera sentir, sus besos, las caricias, el cuerpo de Manuel ardiente de deselo, donde fue tan feliz. Santos siente un impulso y observa la cabaña, parece que hay alguien en el interior lo observa todo con exactitud. Marisela abre el bote de las pastillas y se pone un par sobre las manos. 
Bárbara ha buscado por todos los sitios posibles, tiene miedo a que su hija cometa alguna tontería. Marisela toma una de las pastillas y la ingiere. 
-Marisela: mi amor, nos vamos a reencontar- dice tragandose otra pastilla. 
Santos entra a la cabaña y al ver a Marisela llorando y a punto de tragar más pastillas, se lanza sobre ella, arrebatandole el bote, Santos la coge y la abraza con fuerza. 
-Santos: ¿Qué estabas pensando en hacer?- dice asustado por la situación. 
-Marisela: Santos, me quiero morir- dice llorando. 
-Santos: mi niña, tienes que ser fuerte- dice aferrandola más a él. 
Bárbara regresa a la casa, entra al cuarto y observa como yacen los pequeños dormiditos, tan angélicales, Barbarita abraza a Bárbara. 
-Bárbara: ¿Y tú papá?- dice desconcertada. 
-Barbarita: no se- dice la pequeña sonriendo. 
Bárbara llama a chillidos a Casilda, esta llega al poco. 
-Casilda: ¿Qué pasa señora? 
-Bárbara: ¿Dónde esta Santos?, ¿Llego Marisela? 
-Casilda: la niña Marisela no ha estado aquí y Santos cogio el caballo y se fue en su busquedad.  
Uno de los niños empieza a llorar y Bárbara va a atenderlos. 
Marisela y Santos se miran fijamente con un profundo dolor. Marisela siente un impulso necesita protección y lo besa, el se queda inmóvil, ella roza sus labios. 
Marisela sale corriendo tras pedirle perdón a Santos, corre hacia "La Barquereña" y se cruza con una mirada de profunda preocupación de Bárbara, Marisela se abalanza sobre Bárbara y la abraza fuertemente. 
-Bárbara: mi niña, menos mal que estas bien- dice aferrandola a ella. 
-Marisela: mamá, yo te quiero mucho- dice entre lagrimas.   
Marisela se echa sobre su cama y se toca los labios, lo ha besado. 
-Marisela: ¿De verdad te ame Santos?, ¿O fuistes solo como un padre que me protegía?- decía llorando. 
Santos se ha quedado inmóvil tras el beso de Marisela. La siente como una niña pequeña que buscaba refugio en un padre, ¿Pero de verdad era a si?, ¿O Marisela lo quiere? se pregunta para si mismo. Ha estado a punto de perder la vida. Él sigue sin habla, pero espera que Marisela no sienta nada por él ya que su corazón es de Bárbara al igual que todo lo suyo. Santos llega a Altamira, Bárbara esta de espaldas, Santos respira su aliento y la mira. Le acaricia el cabello. 
-Bárbara: ¿Dónde estabas?- dice fulminante.  
-Santos: te sali a buscar- dice acariciandola. 
-Bárbara: necesito que me hagas un favoricito- dice sonriendo. 
-Santos: ¿Qué quiere que haga? 
-Bárbara: que vayas al pueblo y traigas a "Lorenzo" y les informes a todos que Marisela este bien, corre. 
Santos la mira. 
-Santos: no, sin el beso- dice acercandose más a ella. 
Santos la besa con mucha pasión. 
Marisela se da una gran ducha y se observa en el espejo, coge las tijeras y se recorta su melena hasta dejarsela como cuando fue a San Fernando, una parte suya desea recuperar a esa niña que perdió tanto sueños, se alborota el pelo y se lo seca . Revisa entre la ropa y encuentra una prenda que ella se solía poner, se la coloca y se mira en el espejo sonríe. La niña Marisela, se observa en el espejo. 
-Marisela: quizás debo empezar por aquí a creearlo todo- dice mirandose. 



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